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Blog | Cuidado del bebéMi bebé no quiere comer: ¿qué puedo hacer?

Mi bebé no quiere comer: ¿qué puedo hacer?


La alimentación de un bebé es una de las principales preocupaciones de los padres, especialmente cuando el pequeño muestra desinterés por la comida. Por eso, es fundamental entender las posibles causas detrás de esta conducta y conocer estrategias efectivas para fomentar una alimentación saludable.

Actualizado el 19 de mayo de 2025
Lectura estimada 2 min

Si tu bebé come poco, esta nota te será de mucha utilidad, pues abordaremos métodos para estimular su apetito, las razones comunes por las que podría rechazar la comida y las señales que indican cuándo es necesario consultar a un especialista.

¿Cómo estimular a un bebé para que coma?

La mejor manera de promover el hambre natural en los bebés, es estableciendo horarios y rutinas consistentes que, además, les ayuden a generar un hábito positivo. Al crear un ambiente predecible y de repetición, el niño aprenderá a anticipar las comidas, lo que podría aumentar su disposición a comer. Además, es importante servir porciones adecuadas a su edad y permitir que el bebé explore los alimentos sin presiones, ya que forzarlo podría ser uno de los principales generadores de aversión. La tranquilidad para comer será primordial para que el pequeño disfrute este momento tan importante.

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Razones comunes por las que un bebé no quiere comer

Cuando un bebé atraviesa el proceso de dentición, es normal que su apetito disminuya debido a las molestias que experimenta en la boca. El dolor en las encías, la inflamación y la irritabilidad pueden hacer que rechace alimentos que antes disfrutaba. Algunas de las principales molestias bucales que pueden afectar la alimentación del bebé son:

  • Encías inflamadas: la salida de los dientes provoca hinchazón en las encías, lo que puede generar incomodidad al masticar. En este caso, los alimentos fríos o más suaves ayudan a aliviar la molestia.
  • Hipersensibilidad: algunos bebés experimentan una mayor sensibilidad en la boca cuando están en proceso de dentición, lo que los hace rechazar alimentos con ciertas texturas o temperaturas.
  • Salivación excesiva: durante la dentición, los bebés producen más saliva de lo normal, lo que puede causar irritación en la boca y malestar en la garganta. Por ello, podrían sentirse incómodos al tragar y preferir evitar la comida.
  • Heridas en las encías: en algunos casos, los dientes que están saliendo pueden causar pequeñas lesiones, haciendo que el bebé rechace alimentos que requieren masticación. Optar por opciones más blandas o en puré puede ayudar en esta etapa.
  • Uso de mordederas o succión excesiva: algunos bebés recurren a morder objetos o usar el chupón con más frecuencia para aliviar el dolor, generando fatiga en los músculos de la boca y reduciendo así, su deseo de comer.

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Cuándo consultar a un especialista

Es crucial estar atento a ciertas señales de alerta que indican la necesidad de buscar ayuda profesional. Además de tener en cuenta cuáles son los alimentos que más rechaza o si el pequeño repite algún patrón en específico, lo mejor es estar atentos a si el bebé presenta una pérdida significativa de peso, no muestra interés por alimentarse durante períodos prolongados o experimenta retrasos en su desarrollo. Si este es el caso, es recomendable consultar a un pediatra.

Por otra parte, hay algunos diagnósticos comunes que pueden afectar el apetito del bebé, por ejemplo:

Infecciones o enfermedades: resfriados, alergias alimentarias, infecciones de oído, fiebre o malestares digestivos pueden hacer que el bebé pierda el apetito de manera temporal. Durante estos episodios, es importante mantener una adecuada hidratación y no forzar la alimentación.

Cambio en la rutina: un viaje, el inicio en la guardería o cualquier modificación en los hábitos del bebé puede afectar su interés por la comida.

Distracción o falta de interés: a medida que los bebés crecen y comienzan a explorar el mundo, pueden perder el interés en la comida, prefiriendo jugar o prestar atención a su entorno. Para evitarlo, se recomienda que coman en un ambiente sin distracciones como pantallas o juguetes.

Fase de menor crecimiento: el ritmo de crecimiento de los bebés no es constante, por lo que su necesidad de alimento disminuye naturalmente en algunos periodos, haciendo que coman menos sin que esto sea motivo de preocupación.

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Consulta a tu pediatra.