La piel es el órgano más grande del cuerpo humano. Su función principal es protegerlo de los agentes exteriores que pueden dañarlo: microorganismos, calor, humedad, contaminantes, etc.
Para cumplir su función protectora, la piel forma en su superficie una barrera natural que la mantiene hidratada. Se trata de una película de agua y grasa, proveniente de las glándulas sudoríparas y sebáceas, respectivamente.
De acuerdo con las condiciones del ambiente, las glándulas ajustan la cantidad de sudor y grasa que producen. Por ello, es natural y necesario que tengas grasa sobre la piel y que ésta varíe a lo largo del tiempo.
Sin embargo, hay personas cuya piel tiende a producir más grasa o sebo del necesario. Este exceso puede provocar alteraciones en la calidad del tejido y dañarlo. Además, la sensación del cutis graso puede causar incomodidad e inseguridad.
¿Por qué hay un exceso de grasa en la piel?
La producción excesiva de grasa puede deberse a diversos factores:
- • Variación hormonal: el aumento de algunas hormonas deriva en la producción irregular de grasa. Esto ocurre frecuentemente en la pubertad, la adolescencia, el ciclo menstrual, el embarazo y a consecuencia de algunas enfermedades.
- • Genética: la herencia influye en la condición de nuestra piel. Si tus padres tienen piel grasa, será más probable que tú la tengas.
- • Regeneración deficiente de las células: en ocasiones, las células muertas no se desprenden y pueden obstruir los poros, alterando el flujo normal del sebo.
- • Medio ambiente: los contaminantes, la temperatura, el polvo o el aire pueden tapar los poros.
- • Rutinas de cuidado: la limpieza excesiva o el uso de productos inapropiados o de mala calidad pueden alterar la producción de sebo.

¿Cuáles son las características de la piel grasa?
Todos los factores mencionados contribuyen a que una persona tenga piel grasa o la desarrolle en algún momento. Si crees que tu piel es grasa, identifica alguno de estos signos:
- • Brillo excesivo e irregular: sobre todo en la zona T del rostro (frente y nariz).
- • Poros dilatados: la acumulación de sebo provoca alteraciones en el cierre natural de los poros. Entonces es más fácil para los microorganismos y contaminantes entrar a las capas internas de la piel y provocar infecciones.
- • Acné e imperfecciones: la acumulación de grasa por la obstrucción de los poros puede generar puntos negros, espinillas y barros. En estas condiciones, es probable que crezcan hongos y bacterias.
- • Deshidratación: por extraño que parezca, el exceso de grasa no significa que la piel esté hidratada. Tu piel podría hallarse cubierta de sebo y, al mismo tiempo, estar acartonada, enrojecida o con ardor.

¿Qué puedes hacer para mejorar la piel grasa?
Uno de los pasos más importantes es encontrar productos adecuados para tus necesidades. Éstos deben regular la grasa, limpiar sin ser agresivos, retirar células muertas y protegerte del sol.
Recuerda que, además de tus rutinas de cuidado, tu estilo de vida influye en la salud y aspecto de tu piel. Por ello, lo mejor es que consultes al dermatólogo para que juntos encuentren el tratamiento adecuado a la condición de tu piel.