Ayuda a combatir enfermedades, infecciones, cicatrices y hasta arrugas. Por estos motivos, el ácido salicílico es de los ingredientes más usados en dermocosméticos y medicamentos para la piel. ¿Cuáles son sus mecanismos de acción?
¿Qué es el ácido salicílico?
Es un compuesto químico perteneciente a la familia de los beta-hidroxiácidos (BHA). Debe su nombre al sauce blanco o Salix alba, pues originalmente se extraía de esta y otras variedades vegetales. No obstante, desde hace más de un siglo se produce en laboratorios.
Ácido salicílico: ¿para qué sirve?
En la actualidad es un ingrediente clave de numerosos dermocosméticos y medicamentos para la piel. La razón es que también cuenta con propiedades antisépticas, antibacterianas, exfoliantes y comedolíticas. Además, por ser betahidroxiácido, se disuelve con facilidad en medios grasos, lo que le permite penetrar en los poros cutáneos.
En la práctica, sus usos más destacados incluyen el tratamiento de enfermedades que afectan la capa superficial de la piel. Algunos ejemplos comunes son:
1. Acné
Conocida por todos, esta enfermedad se produce cuando los poros se obstruyen por la acumulación de grasa y células muertas. Como consecuencia, su síntoma principal son los brotes de barros y espinillas en cara, espalda, pecho y hombros.
En este sentido, el ácido salicílico ayuda a descongestionar los poros, pues disuelve la grasa y tiene efecto antiinflamatorio. Además, inhibe el crecimiento de la bacteria Propionibacterium acnes, la cual puede proliferar con esta enfermedad y agravarla.
2. Psoriasis
La psoriasis es una enfermedad crónica de la piel, es decir, que puede prolongarse en el tiempo. Ésta ocurre porque el sistema inmune trabaja más de la cuenta. Como resultado, algunas áreas del cuerpo desarrollan parches de piel elevada, enrojecida y escamosa.
Una vez más, la acción antiinflamatoria del ácido salicílico lo convierte en un posible aliado para combatir esta enfermedad. Por sus características, no sólo ayuda a aliviar brotes en curso, sino también a prevenir su aparición en el futuro. Por si fuera poco, incrementa el efecto de otros fármacos del tratamiento.
3. Dermatitis atópica
Con frecuencia también se le llama eccema o eczema. Se trata de otra enfermedad crónica que suele empeorar y mejorar intermitentemente. Cuando se presentan los brotes, ocasionan inflamación, irritación, sequedad y comezón intensa en la piel.
Por otro lado, la capa superficial de las áreas de piel afectada puede presentar un engrosamiento en forma de parche. Para tratarlo, a veces se recomiendan medicamentos en combinación con queratolíticos, como el ácido salicílico. Éstos facilitan la penetración de ambos activos.
4. Queratosis pilar
También se conoce como “piel de gallina”, ya que se manifiesta en forma de sarpullidos de granos pequeños y enrojecidos. Se presenta de manera más frecuente en la piel de los brazos, muslos y mejillas. Aunque es poco común, a algunas personas les provoca también comezón y sequedad.
En general, la queratosis pilar se considera inofensiva y no necesita tratamiento. Sin embargo, los síntomas ocasionales pueden aliviarse con varias alternativas. Una de ellas son las cremas con ácido salicílico u otros exfoliantes. Éstas abren los poros, aminoran los granitos y reducen la aspereza de la piel.
¡Tiene más aplicaciones!
Las propiedades del ácido salicílico lo convierten en uno de los activos más versátiles en la dermocosmética. Además de estar en medicamentos tópicos, se incluye en múltiples fórmulas orientadas al cuidado de la piel. Incluso a las pieles saludables podría ayudarles a:
1. Exfoliar
Pocas personas se escapan de las espinillas, barritos y puntos negros ocasionales. Como cualquier lesión en la piel, su aparición puede incrementar el riesgo de sufrir complicaciones. El ácido salicílico ayuda a eliminarlos, pues favorece el desprendimiento de las células muertas y la disolución de la grasa.
2. Renovar
Eliminar las células muertas no sólo libera los poros congestionados. Esto también estimula el proceso natural de recambio celular en el cutis. Ya que favorece la producción de colágeno, propicia el relleno de arrugas finas y la salud general de la piel.
3. Regenerar
Al estimular la renovación cutánea, el ácido salicílico ayuda a remover marcas e imperfecciones de la capa superficial de la piel. Por ello, brinda tersura y uniformidad a la piel dañada por manchas, arrugas y hasta lesiones o cicatrices.
4. Limpiar y purificar
Las pieles mixtas y grasas pueden aprovechar las propiedades del ácido salicílico para la higiene cutánea. En ellas, se aprecia una producción excesiva de sebo. No obstante, este ácido puede penetrar ligeramente en la piel, eliminar la grasa excedente y prevenir los poros tapados.
5. Combatir infecciones
De acuerdo con los expertos, diferentes infecciones por hongos y bacterias pueden responder favorablemente al tratamiento con ácido salicílico. En algunos casos, podría llegar a prevenirlas.

¿Hay que tener alguna precaución?
Sí. Por lo regular, el ácido salicílico se considera seguro. Sin embargo, al igual que cualquier exfoliante, puede causar irritación, sequedad, comezón, descamación u otros problemas a algunas personas. Para reducir el riesgo de posibles efectos secundarios, los especialistas recomiendan:
- • No aplicarlo a menores de dos años.
- • Evitar su uso durante el embarazo.
- • Extremar precauciones en caso de lactancia.
- • Moderar o limitar su uso dependiendo del tipo de piel.
- • Aplicar sólo la cantidad indicada por el dermatólogo.
- • Cuidar que no entre en contacto con los ojos u otras mucosas.
- • Enjuagar meticulosamente con agua tibia.
- • No exponerse al sol después de su aplicación.
Si de ácidos de trata, busca ayuda profesional
Como podrás darte cuenta, el ácido salicílico puede ser un componente muy útil. No obstante, no es la única opción ni cubre todas las necesidades cutáneas. Consulta al dermatólogo para saber cómo integrarlo en una rutina sin descuidar ningún aspecto de la salud de la piel.
